Esta especie
extremadamente combativa y territorial se aletarga en invierno producto
del frío de las aguas. Sin embargo, cuando las temperaturas son casi
primaverales se logran algunas capturas en los alrededores de los Bajos
el Temor, donde las aguas son bajas, como por ejemplo el Canal Sueco y
desembocaduras de arroyos del Aguaje el Durazno.
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En septiembre esta especie, con el aumento de la temperatura, comienza a
activarse hasta los meses de abril o mayo, siendo noviembre y diciembre
los meses más activos.
Los lugares más indicados para las capturas de las taruchas son los
arroyos cercanos a los Bajos del Temor y las islas Oyarvide y Solís. Los
ejemplares más grandes son de la especie hoplias brasilencis, conocida
vulgarmente como tararira azul, con portes de más de siete kilos y
medio. Estos verdaderos monstruos se los capturan en los arroyos que
desembocan en los Bajos del Uruguay y en la desembocadura del Paraná
Guazú. El lugar ideal son entre los callejones que forman los juncos y
los camalotales.
La pesca se puede realizar de fondo o de flote, aunque rinde mejor de
fondo. Las mejores horas para las capturas son desde el atardecer y
hasta al amanecer. La línea recomendada es de un anzuelo, como por
ejemplo el Mustad de la línea 92611 tamaño 9/0, líder de acero y un
plomo pasante en el nailon del reel de 10 a 30 gramos. La carnada más
rendidora es la anguila, morena, bagre amarillo y la mojarra.
Esta especie, también se la puede capturar en la modalidad spinning en
los arroyos de aguas claras. Siendo la zona que forma el Arroyo
Correntoso hasta el Paraná Guazú la más recomendable. El señuelo de
flote que más rinde es el Yiter. De media agua el Oreno, la banana chica
y los de latex que imitan a mojarras entre tantos.
El equipo para pescar con carnada debe ser una caña de embarque de hasta
dos metros cuarenta, de acción de punta y de unas 12 a 15 libras. Con un
reel rotativo mediano como por ejemplo el Abú García 4600 o 5500.
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