Estamos previendo un Irízar de acá a 20 o 30 años

15-02-2011-En el astillero Tandanor se avanza en la recuperación del emblemático buque de la Armada
Fuente: Gaceta Marinera


BUENOS AIRES – Luego del siniestro que en abril de 2007, dejó al rompehielos de la Armada Argentina fuera de la actividad antártica se inició una reparación de características únicas en el país.

Son varios los desafíos que se le presentan al personal de Tandanor --astillero con el que la Armada firmó un contrato por el total de las tareas de reparación y recuperación-- y a la dotación del buque que participa de las mismas. En principio, debieron extraer 770 toneladas de elementos quemados que no pueden ser reutilizados porque, sencillamente, son chatarra.

Además debieron reacondicionar las secciones del rompehielos para adaptarlo a las exigencias de los estándares internacionales para los buques que operan en la Antártida. Y por si fuera poco, lograr la unión perfecta entre las instalaciones viejas --que sí pueden reutilizarse y que se están reparando en los talleres de Tandanor-- y las nuevas.

Ver el trabajo que se está realizando a bordo y en las naves del astillero permite captar la verdadera magnitud del siniestro y de las reparaciones que ingenieros y técnicos argentinos están realizando en el rompehielos ARA “Almirante Irízar” (RHAI).



Después del fuego

“Cuando el buque incendiado llegó a remolque hasta Puerto Belgrano se llamó al astillero constructor Wartsila (ahora STX Europe) para que hicieran un informe de daños, fundamental para determinar en qué condiciones se encontraba el buque”, recuerda el capitán de fragata Fernando Rial, que ejerce el comando del RHAI desde enero 2008.

El astillero dictaminó que el buque era reparable; que en las condiciones que se encontraba no era aconsejable remolcarlo hasta Finlandia –sede de STX Europe— por lo que el trabajo debía realizarse en un astillero argentino; y que el casco se encontraba intacto. En el Ministerio de Defensa se evaluó el informe y se decidió repararlo.

El daño era importante, ya que se quemó un 70% del sector comprendido entre la mitad de la eslora del buque hacia popa, sumado a que hacia proa debe efectuar una modernización y adaptación.

Una vez firmado el contrato con Tandanor, el astillero subcontrató a empresas de primer nivel internacional para la adquisición de los cuatro motores diesel y los motores eléctricos principales --que ya están en el astillero listos a ser colocados en el buque-- y para el área electrónica. El equipamiento debe ser de primer nivel internacional para que el buque pueda cumplir con su objetivo operacional en la Antártida.

“Estamos previendo un ‘Irízar’ de acá a 20 o 30 años”, explica el capitán Rial. Es por ello que en la reconstrucción es fundamental el cumplimiento de la normativa que rige respecto del continente antártico: el Tratado Antártico, el Protocolo de Madrid, el Convenio MARPOL, entre otras. La encargada de fiscalizar todo el proceso es la sociedad de clasificación DNV, de nivel internacional, con los parámetros 2011.

“El desafío para Tandanor y para la Armada es inmenso –declara el comandante del RHAI--. Esta es la reparación más grande que ha tenido el astillero en toda su existencia y presenta más dificultades que hacer un buque nuevo. Para la Armada es un hito porque es comparable con prácticamente hacer un ‘Irizar’ nuevo por dentro”.

Al día de hoy, los operarios se encuentran en un proceso de terminar de retirar los elementos quemados y se están preparando las cubiertas para poder ingresar con los nuevos componentes. Asimismo, se está arenando el casco para hacer el tratamiento de toda su superficie.

Además se están construyendo los bloques que serán instalados, prearmados, como superestructura popel. Todos los elementos a colocar se almacenan en las naves del astillero.

Luego se le montarán los motores, para lo que se colocó un tinglado que los protegerá en caso de lluvias. Todos los procesos son lentos, se debe ir desarmando parte por parte para luego, a la inversa, montar todo con los materiales nuevos y además hacer las modificaciones que marca la sociedad de clasificación para que el “Irízar” vuelva a los hielos antárticos