Es bueno saber quienes son
aunque en muchos casos haya que hacer un gran esfuerzo para encontrarlos en
el mapa: Antigua y Barbuda, Benin, Camaroon, Cote d´Ivoire, Dominica, Gabon,
Grenada, Guinea, Icelan, Mauritania, Mongolia, Moroco, Nauru, Nicaragua,
Norway, Oman, Palau, Salomón, Islandia, St. Kitts and Nevis, St. Lucía, St.
Vincent and the Grenadines, Senegal, Suriname y Tuvalú. Nos guste o no, son
países y su voto cuenta como tal. Con sólo tres países más, Japón podría
reabrir impunemente la caza de ballenas al adueñarse de la Comisión Ballenera
Internacional.
Más de lo mismo. Parecía ser
una reunión más hasta que, el último día de la reunión de la CBI, Japón
decidió abrir una cadena de fast food basada en carne de ballena con el fin
de atraer a la juventud japonesa al consumo de carne del casi extinguido
animal. Para que la noticia no pase desapercibida, inundó los diarios de todo
el mundo con fotos como la que ilustra este mail. Un flagrante cachetazo en
el rostro de la CBI y un mensaje claro y contundente "haremos lo que queramos
sin importarnos lo que el mundo diga".
Si algo le faltaba a esta
agresión fue la reciente "auto entrevista", que publica en un diario
nicaragüense el Sr. Miguel Marenco que es nada menos que el Comisionado por
Nicaragua ante la CBI, donde se ve una lista de
"Mitos y Realidades" que, curiosamente,
son los mismos que se enumeran en un folleto de la Agencia de Pesca de Japón.
Entre ellas una de las más destacadas es: "las
ballenas más apetecibles son las Minke y que estas se encuentran por
encima de los niveles normales". Por otro lado, en el mismo artículo
responsabiliza a las ballenas Minke por la escasez de peces y
"pone en aviso de que son una grave amenaza
para la humanidad por su crecimiento incontrolado".
Sin duda alguna, el Comisionado
Marenco ignora que hoy existen en el mundo un 10% de las ballenas que
existían antes de la caza comercial y que en algunos casos las cifras aún son
menores como la ballena franca del Atlántico Norte con apenas 300 ejemplares
vivos y la ballena gris del Pacífico Occidental con sólo 100 ejemplares. Sin
duda alguna es un ignorante, o pretende tratar por ignorantes al resto de los
habitantes de su país al culpar a las ballenas por la escasez de peces, que
sería como culpar a los pájaros carpinteros por la deforestación. Ignora o
quiere ignorar que las ballenas existieron millones de años antes de que
naciera el primer japonés que decidiera regularla y que, en ese entonces
vivían en paz en un mundo equilibrado.
Parecía ser una reunión más, el
mundo tratando de hacerle entender a Japón que hay que detener la matanza.
Los científicos más prominentes del sector augurando que si se continúa con
la cacería, el mar entero corre peligro y con él la salud del planeta.
Parecía ser una reunión más pero no, no lo fue, fue la reunión más triste,
incomprensible y corrupta de la que se tiene memoria.
El mundo tiene un año para
pensar cómo detener la matanza. Mientras tanto, una joven japonesa muerde una
hamburguesa de ballena y sonríe despreocupadamente. Al mismo tiempo, en el
otro extremo del globo, un niño nicaragüense mira el mar con desconfianza, su
gobierno le acaba de decir que hay unas ballenas peligrosas que atentan
contra su futuro.
Foto:
Reuters
Tito
Rodriguez cedido a paranauticos.com |