Historia de la Navegación

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PRIMITIVOS MEDIOS DE NAVEGACION -  Publicación 3

Autor: Carlos Pedro Vairo

 

Canoas Monóxilas


La canoa monóxila puede ser encontrada en todo el mundo. Por lo general tienen siempre la misma virtud de ser inhundibles pero de muy mal comportamiento en el mar. En realidad deberíamos decir en aguas como las del Mar del Norte porque en la foto podemos ver una canoa monóxila con dos palos frente a San Salvador de Bahía.

 En líneas generales se dice que de la unión de varias de estas canoas y la extensión de sus bordes surge el barco de planchas de madera. Según los especialistas se llega a las siguientes características : fondo plano, calafateado y bordes verticales. Este es el típico barco -celta- y como ejemplo se coloca por lo general al -Saveiro- portugués. Tal vez esta hipótesis sea valida para los países nórdicos, pero no es aplicable para el barco de Cheops.

Existe algo que todo el mundo tiene en claro: para construir una canoa a partir de un tronco se necesitan herramientas, aunque sea un hacha suficientemente dura para desbastar la madera. Es por ello que se supone de origen posterior a la canoa de cuero. Pero es muy probable que hayan coexistido por milenios, dadas las diferencias en capacidad de carga y tipo de navegación.

Canoa de corteza yámana


Cuando se vieron las últimas, nadie lo sabe con certeza. Existe una en Punta Arenas de 1903 proveniente de la isla Dawson pero se trata del grupo -alakaluf- (halawwulup); muy similar a los -yamana-, en cuanto a la canoa de corteza. También existe una referencia de la Sra. Clara Bridges, hacia la primera década de este siglo, cuando aparecieron varias en la bahía de la estancia de Haberton. En un momento coexistieron con canoas monóxilas e inclusive de tablas. Este adelanto se debió a la introducción por parte del europeo de herramientas de acero.

El porque utilizaron ese tipo de canoa y no otro no se sabe pero si que la misma estaba totalmente adaptada al medio en que se desarrollaba la vida del pueblo yamana. Si es por las condiciones marineras de dichas canoas pensemos que además de navegar por el canal Beagle llegaban al Cabo de Hornos y a la Isla de los Estados cruzando el temido estrecho de Le Maire. Esto último creemos que fue mas por ver de que se trataba -Chuanisin- (la tierra de la abundancia, como la llamaban) que por ser algo frecuente. Todo marino lleva en su espíritu el ver que hay en la tierra que ve mas allá o que intuye que existe.


En bahía Crossley, la Dra. Anne Chapmann encontró restos arqueológicos pero a flor de tierra y no condicen con los típicos lugares de ocupación del resto de Tierra del Fuego. Se podría decir que casi llegaron por error, en un día de mucha calma aprovechando las mareas. Nunca sabremos si pudieron regresar de donde partieron; o si perecieron en el intento.

Siguiendo los relatos y datos que nos aporta la etno-historia durante el año 89 y 90 formamos un grupo que se encargo en realizar la reconstrucción de dichas canoas para hacer pruebas en el agua. Las herramientas que utilizaban para descortezar se basaban en cuchillos de valva o de piedras y huesos de ballenas. Los materiales que empleaban para la confección de la canoa son los que brindan los típicos bosques fueguinos que llegan prácticamente hasta el mar.

La corteza se obtiene del -guindo- (Nothofagus Betuloides) , siendo las varas longitudinales de lenga y las ramas internas, a modo de castillaje , de canelo.

El sistema de construcción es el de dentro-fuera (o sistema de concha), cosiéndose con barbas de ballenas o fibra vegetal, las tres grandes fajas de corteza que forman el casco. Al colocarse las ramas internas (longitudinales y transversales) es cuando toma forma la canoa.

En si su aspecto no es mas que el que tomaría una sólida corteza separada del árbol en una sola pieza.

Entre los experimentos que realizamos fue cambiar los materiales de construcción, es decir usar corteza de -lenga-, cosa que no sirvió dado que se raja fácilmente; cambiar las varas de canelo por lenga, con el resultado de ver como estallaban ante la falta de flexibilidad; o usar tiento de lobo marino para las costuras y presenciar como con el agua se estiraban y se abrían las costuras.

Evidentemente ellos hacía tiempo que ya sabían los resultados. (Ver -Los Yamana. Nuestra única tradición marítima autóctona. reconstrucción de una canoa de corteza en base a datos etno históricos. De. Zagier y Urruty. Carlos Pedro Vairo). 


La tarea mas delicada es la de obtener la corteza necesaria para la construcción y para posibles reparaciones posteriores. Sucede que para despegar la corteza del árbol el yamana esperaba a que la savia suba, abundantemente, hacia la copa del árbol. De esa forma podía separarla en grandes fajas de una sola pieza. 

El momento esperado era la primavera y se podía espaciar hasta febrero, pero en los meses de otoño e invierno los intentos de descortezamiento fueron totalmente inútiles. Con el árbol en pie se ayudaban entre tres o cuatro hombres para poder realizar las incisiones y retirar la corteza. Para ello se debía contar con un árbol de por lo menos 8 mts. de tronco, grueso, recto, sin ramas y sano (sin lastimaduras en la corteza o enfermedades).

En el resto de las tareas lo ayudaba su familia. Una de las principales tareas en las que se encargaba la mujer era el cosido y calafateado de la embarcación. Se calafateaba con una mezcla de arcilla, algas, musgo, sebo y pasto seco. Cuando nos toco dicha etapa en la reconstrucción nos preparamos con distintos elementos, incluyendo al famoso -silastic- al que todo velerista recurre como salvación, ya que dudábamos que los comentarios de Thomas Bridges fueran ciertos.

Nos sorprendió la eficiencia del emplasto ideado por los yamanas, y lo llegamos a utilizar para arreglar pequeños rumbos que se nos producían en la corteza por el mal uso de la canoa y varamientos sobre piedras , playas o bajo fondos.

Las pruebas de navegación fueron excelentes. Nos sorprendió la maniobrabilidad , velocidad y capacidad de carga. Ya que siendo de pequeñas dimensiones (3,40 mts de eslora) permitía la navegación de dos personas que superaban holgadamente los 155 kgs. Este tamaño de canoa fue tomado de la descripción que hiciera Weddell, en 1823, cuando utilizara una para reemplazar su bote perdido.

Los yamanas, de pequeña estatura y contextura menuda, se desplazaban con toda su familia en dichas canoas. Como vemos en las distintas citas de autores de aquella época las canoas no eran todas del mismo tamaño y además de depender de la región por donde navegaba, el tamaño estaba ligado al número de componentes del grupo familiar. Es así como se refieren a canoas de menores dimensiones para parejas sin hijos o recién -casadas-.

Aunque la temperatura media anual es de unos 5 grados centígrados (sin grandes variaciones) , un fuego era mantenido por los niños en el centro de la canoa. El mismo tenía su sentido no tanto para recibir calor en el momento de navegar, sino que era para ya tener un fuego a mano en el momento de desembarcar en el nuevo lugar elegido para levantar el refugio o reutilizar uno dejado hace tiempo.

El hombre de la familia se alojaba en proa con sus arpones listos por si se presentaba alguna presa de caza. Rara vez remaba, cosa que era función de la mujer y de la hija mayor.

La canoa la confeccionaba el hombre pero era entregada a la mujer que se ocupaba de ella. Esto llegaba a tal punto que cuando se debía fondear por el tipo de costa, primero desembarcaban los niños, portando el fuego, y el hombre, pronto a construir un refugio o a salir de caza. La mujer llevaba la canoa a aguas seguras (por lo general entre cachi yuyos o juncos) y volvía a nado.

Según relatos y algunas pocas fotografías de fines del 800 o comienzos del 900 usaban una vela confeccionada con cueros de lobo marino y, aparentemente por las fotos, bolsas en desuso.

Estos raros casos conocidos deben haberse producido para trayectos con viento favorable cosa que puede ser frecuente según para donde se esté navegando. Existen relatos que vieron como usaban cueros extendidos simplemente por los brazos. Los casos de vela fotografiados tenían un pequeño mástil con una verga (aparejo áureo) todo sujeto a los travesaños transversales de la canoa o a orificios practicados en la borda si se trataban de canoas de tronco. En todos estos casos vemos que fue aprendido del europeo.

Sus condiciones de buenos marineros fueron resaltadas por muchos marinos. Tanto Thomas Bridges, el cual siempre tenía la compañía de alguno que se recortaba del resto por sus aptitudes, como Weddell entre otros. Fueron varios los buques que incorporaron alguno a su tripulación aunque se piensa que más lo hicieron en condición de intérprete que como marinero. Un dato especial nos aporta la primera regata realizada en la bahía de Ushuaia, en 1899, por la Armada Argentina; donde todos los botes llevaban por lo menos un tripulante yamana.

El naturalista Carlos Darwin se refirió a los integrantes de este pueblo como la raza mas ínfima del genero humano, sentenciándolos a una pronta desaparición. Hoy en día, además del recuerdo de estos excelentes navegantes y sus canoas, solo quedan dos o tres descendientes en la reservación de Ukika, isla Navarino, Chile.

Vale la pena aclarar que no se trata de la única canoa de corteza que haya sido utilizada en el mundo. Solo para citar algunos casos tenemos la que realizaban en Canadá con corteza de abedul y calafate de resina de cedro; o la de un solo trozo de corteza en el Amazonas. Igualmente dista mucho de la Australiana o de las islas Salomón o Madagascar. La del pueblo yámana fue la única empleada marítimamente y como base de la supervivencia de un pueblo. Para su construcción se emplearon métodos que se usan para construir embarcaciones y no como una cáscara descartable.

En cuanto al cuero este no fue utilizado, aunque podían usar la piel de lobo marino, porque no tenían forma de curtirlo (ausencia de tanino en los árboles locales) y demasiada temperatura si se compara con los esquimales. Esto provoca que la piel al contacto del agua se estire constantemente hasta abrirse. Se realizaron pruebas al respecto.

En Tierra del Fuego chilena y en especial en la zona de Magallanes, la región vecina a Punta Arenas, encontramos al pueblo -alakaluf- (Halakwulup) que también poseían canoas de corteza. Con respecto a ellas podemos decir que son muy similares. En cuanto a los tamaños, según las citas de viajeros son mas grandes.

Los motivos pueden haber sido que estaban en aguas mas quietas que la de la región del Cabo de Hornos o simplemente que registraron mayores. Aunque también podemos ver que tuvieron cierta influencia de otros navegantes que habitaban un poco mas al norte sobre la costa del Pacífico. Esta costa es mucho mas propicia para la navegación y la vida nómade acuática, dada la profusión de canales y miles de islas con una gran variedad de fauna marina. No así la atlántica que muestra costas de acantilados con playas batidas por el mar y muy pocos lugares donde buscar protección natural. 

© Carlos Pedro Vairo  derechos cedidos a www.paranauticos.com

Fuentes: Coracle Celta: C-M No. 7 por Francois Jouas-Poutrel; Construccion Kayak C-M No. 39, por Dominique Le Brun , Kayak del Ártico C-M No. 29, por Dominique Le Brun; Canoa Canadiense C-M No. 37, por Kenneth G. Roberts et Philip Shackleton (del libro Le Canoe de l- Artique au Panama); Canoa Yamana C-M No. 42 e investigación propia por Lic. Carlos Pedro Vairo nota en C-M de Jean-Pierre Caille;
Kowa y Bull boat C-M No. 7; Umiak C-M No. 29 P-P No. 17 pg/62 , por Dominique Le Brun y en Petie perroquet por Paul Johnstone; Escandinavos de piel P-P No. 17 pg /63, por Paul Johnstone; Canoa Canadiense y barcos Vikingos P-P No. 10 pg /45; por Monisieur Hubert Longin; Canoa Monoxila vikinga P-P No. 17 pg/43 (la tradicion Nordica), por Ole Crumlin-Pedersen; Petit Perroquet No. 16 pg 68 Respuesta a Fortineau por Bernard CADORET sobre los Oumiak Chukchi region de Bogoras NE Asiatico. Flotadores flotadores al igual que en Indonesia y Filipinas (de piel infladas) 
C-M : Chasse Maree; P-P. Petite Perroquet. Son revistas francesas de Investigación de Etnografía Marítima.