Al sur de la isla de Chiloe, en Chile, existió un pueblo que habito el territorio comprendido entre las islas Guaitecas, la Península de Taitao y las islas Guayanecos; siendo su límite sur el Golfo de Penas. Se trató del grupo de indígenas al que se los llamó -chonos-. Han sido caracterizados como un pueblo nómade, dedicado fundamentalmente a la pesca, caza de lobos marinos, a la recolección de mariscos y algas marinas. En lugares aptos realizaron pequeños cultivos, como el del maíz, papa y cebada. Su población, a la llegada del europeo, fue calculada en unos 1.000 individuos. Al sur de su territorio Vivian los -alacalufes- (Halakwulup y/o kaweshar). Se piensa que estos recibieron aportes culturales de los chonos cuando fueron desplazados por los europeos. Al ser un pueblo marino, uno de sus elementos más importantes para el desarrollo de su vida fue la embarcación. Esta, conocida como Dalca, se diferenciaba de la de los alacalufes y yámanas porque era realizada con tablas. Se asemejaba en su aspecto general por su forma y por que la unión de las tablas era realizada por medio de una costura con fibras vegetales. En este punto coincide con la evolución natural en la construcción de embarcaciones antes del uso de la clavija de madera, luego reemplazada por el metal (barcos egipcios en adelante). En los relatos de los primeros expedicionarios las embarcaciones de madera eran prácticamente desconocidas en la región alacaluf. A medida que transcurrió el tiempo esta presencia aumentó como así también el movimiento de parte de los -chonos- hacia el sur.
La DALCA es de una técnica constructiva muy distinta a la aplicada en la realización de canoas de corteza. Aunque exteriormente pueden parecer similares, los principios constructivos difieren totalmente.
Es así que podemos decir que el límite de este tipo de canoa, hacia el sur, estaba dado sin duda alguna por el tipo de árbol que se puede encontrar. Por supuesto que se deben tener los conocimientos mínimos necesarios, pero para un marino eso es solo cuestión de tiempo. Al no contar con el recurso es imposible que lo pueda realizar.
La unión de las tablas era por costura, lo hacían con fibras obtenidas de unas cañas que machacaban y retorcían hasta realizar una especie de soga. Calafateaban con hojas de una planta del lugar (Fiaca o Mepoa) que se caracteriza por ser viscosa; recubrían el calafateo con corteza. Este sistema, similar al empleado con las canoas de corteza, hizo que muchos compararan ambas embarcaciones. Pero en realidad también es sorprendente, en un todo, el parecido que tiene esta embarcación con la que hacían los lapones. Por suerte nadie propuso, hasta ahora, alguna analogía entre ambas culturas. La costura, además de indicar la etapa evolutiva en la construcción naval que se encontraban al llegar el europeo, les daba algunas cualidades a la -dalca-. Estas eran que podía ser desarmada para cruzar istmos y no tener que aventurarse a mar abierto o recorridos muy largos por agua. Sin que exista prueba alguna se cree que le confería a la embarcación cierta elasticidad , cosa que favorecería la navegación por zonas de mucho oleaje (se debería probar, dado que podría cambiar la idea que se tiene de posibilidades de navegación por la zona y el alcance de las mismas). La descripción de la construcción fue realizada por el Jesuita Diego de Rosales en una obra aparecida en 1674. Por otra parte condice con las encontradas en 1557 por Miguel de Goizueta. Por otra parte son muy similares a las que se pueden encontrar en el Museo Etnográfico de Stokholm y al de Gotehenburg; llevadas allí por el Prof. Carl Skottsberg en 1910. Las dimensiones de esta dalca son de 4,26 mts de eslora, 1 metro de manga y 51 cm. de puntal. Distan mucho del tamaño sugerido en los relatos de Ercilla cuando avistó una con 15 remeros a bordo. También se habla de -dalcas- de 10 metros de eslora o más. Con timón de popa y con muchas piezas como costillas, brazola, bancos y soportes para dos palos con sus correspondientes jarcias. Si bien los distintos navegantes nos aportan datos de tamaños mayores, esto nos muestra que la realización de una de estas embarcaciones no estaba dada por estrictos cánones de medidas sino que cada artesano-marino realizaba la que podía según la habilidad y las necesidades que tuviere; como por ejemplo: número del que estaba compuesto el núcleo familiar. En la descripción del cronista Jesuita Diego de Rosales (1877) en su libro Historia del Reyno de Chile, hace referencia a una tripulación compuesta de un timonel y ocho a diez remeros mientras algún otro tripulante iba achicando. En cuanto a su capacidad marinera comenta: - ... Cuando hay viento favorable tienden una vela, y a vela y remo vuela sobre la espuma, sin que la ofendan las hinchadas olas de aquellos tempestuosos mares, por más que se levanten hasta las nubes, que como es tan ligera y los pilotos tienen cuidado de enderezar la proa a chocar con las olas, están lejos de sumirla con su hinchazón y de ofenderla con su braveza,... - (sic) . Nos muestra claramente el tipo de embarcación totalmente adaptada al medio, además de los excelentes marinos que eran. Por lo común las descripciones en relatos de personas que no eran marinos son fantasiosas; considero válidas aquellas realizadas por navegantes o con un grado de instrucción alto como lo tenían los jesuitas. Debido al contacto con el europeo la -dalca- siguió una evolución totalmente influenciada por este. Además de las herramientas de metal que introdujo, lo cual permitió cambiar la madera utilizada, también aportó la -soguilla de caña- y en especial sus técnicas constructivas. Así fue como en la dalca del 1700 y del 1800 se pueden encontrar muchos elementos que provienen de la construcción de botes, chalupas y falúas. De esta forma la -dalca- quedó circunscripta a navegación menor y cerca de costa. Siendo utilizada tanto por europeos como por los primitivos habitantes del lugar. Es imposible poder inferir cual hubiese sido su evolución sin la intervención de los -colonizadores-. ¿La necesidad los hubiera impulsado a construir embarcaciones mayores? Seguro que sí; ya habían incorporado dos tablas que adosaban para aumentar el francobordo. Con esto aumentaban la capacidad y la posibilidad de navegar por aguas mas turbulentas. ¿Cuál hubiera sido su próximo paso?
Para completar un poco este panorama de la primitiva forma de navegar no podemos dejar de lado la famosa canoa de corteza de abedul que confeccionaban en la región de los grandes lagos de Norte América la cual abarcaba de costa a costa. Esta canoa se hizo famosa por su uso tanto en las exploraciones del nuevo continente como su papel fundamental en el comercio y las guerras entre tribus y con el europeo.
El uso de la canoa estaba prácticamente reservado al hombre aunque en la confección participaban también las mujeres en forma comunitaria. No vivían dependiendo de la canoa aunque ellas les resultaba importantísima.
Aunque participaron en batallas famosas, como cuando los indios Iroquies fueron exterminados, en una sola batalla, por sus hermanos los Ojibwes, la ultima canoa fue construida hace mas de 40 años a un costo de un dólar el pie para el Metropolitan Museum. Gracias a los trabajos realizados en Fort-William, en el lago Superior, y por invitación del gobierno de Ontario, los descendientes de los Ojibwes están reconstruyendo los distintos tipos de canoas que existieron.
Fuentes: Coracle Celta: C-M No. 7 por Francois Jouas-Poutrel; Construccion Kayak C-M No. 39, por Dominique Le Brun , Kayak del Ártico C-M No. 29, por Dominique Le Brun; Canoa Canadiense C-M No. 37, por Kenneth G. Roberts et Philip Shackleton (del libro Le Canoe de
l- Artique au Panama); Canoa Yamana C-M No. 42 e investigación propia por Lic. Carlos Pedro Vairo nota en C-M de Jean-Pierre Caille; |